Once personas se aferraban a una misma cuerda que
colgaba de un helicóptero, diez hombres y una mujer.
La cuerda no era suficientemente gruesa
como para soportar el peso de todos,
por lo que decidieron que una persona
debía soltarse, de otro modo, todos caerían.
No lograban elegir quién sería esa persona,
pero entonces la mujer, con voz firme,
anunció que se ofrecía voluntariamente
para soltarse de la cuerda.
Después de todo, dijo, estaba acostumbrada a
relegar sus intereses propios, ya que:
- Como madre siempre daba prioridad a los hijos.
- Como esposa, anteponía los intereses de su marido a los propios.
- Como hija se doblegaba ante su padre.
- Como profesional permitía que sus jefes
obtuvieran el crédito por sus logros.
- Como mujer, dijo alzando la mirada hacia
el infinito y poniéndose una mano sobre
el corazón: su misión en la vida era
sacrificarse por los demás,
sin esperar nada a cambio.
Eufóricos de emoción y orgullo,
los hombres como siempre tan idiotas,
rompieron en aplausos.. y se cayeron
Moraleja para los hombres:
Nunca se confíen de la abnegación de la mujer,
es noble pero no tonta.
Envía esta historia a una mujer inteligente,
para que tenga un buen motivo para sonreír hoy...
También se lo puedes enviar a un hombre y
si no lo entiende...se lo explicamos más tarde...
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